No es la primera vez que se debate dentro del mercado de los smartphones el tema de la exagerada renovación de terminales. Y es que lo cierto es que cuando uno compra hoy un smartphone de última generación, al cabo de meses, que en muchos casos no son siquiera un año, se encuentra con que ese terminal ya no es el último, sino que empieza a quedarse obsoleto por la razón de que hay uno que ya es “lo más”. Y claro aunque el asunto no es nuevo, quizás la crisis económica lo haya puesto más de manifiesto, porque en realidad eso de gastarse más de 700€ al año en un teléfono no es algo que todo el mundo se pueda permitir.
Así que llegados a este punto lo que se plantea es lo siguiente. Si en realidad el iPhone se renueva en tan solo meses, ¿los usuarios que lo compran a plazos o mediante contratos de permanencia como quedan? Pues muy simple. En este caso cuando acaban de pagarlo, que por lo general actualmente se hace a plazos de 24 meses, se encuentran con el hecho de que ya hay dos terminales más nuevo que el suyo. En este caso si te comprases el iPhone 5 nada más salir, y si no hay cambios en las políticas de Apple, al terminar de pagarlo, estarían ya disponibles el iPhone 5s y el iPhone 6.
No parece en ese sentido nada lógico. Es como si por un lado fuese la tecnología, y por otro lado fuesen los consumidores, que es algo que lógicamente no tiene ningún sentido. Pero de momento, parece que es lo que hay. Con lo fácil que sería apostar por renovaciones en cuanto a software y darse más tiempo para llevar a cabo verdaderas renovaciones de terminales. Pero claro, Apple manda, y en eso parece que no cambiará de idea.
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