El 24 de enero de 1984, Apple Computer comenzó a vender el Macintosh. Un ordenador con unas prestaciones muy especiales para la época: un procesador Motorola 68000 de 16 bits, 128Kbs de RAM, unidad de discos de 3 pulgadas y media y una pantalla de 512×342 monocromática. Un ordenador llamado a revolucionar el mundo de la informática y cómo se definiría el mismo en muchos aspectos a partir de ese momento.
El concepto Macintosh
Apple innova: hace 30 años comenzó marcando el camino y el resto de marcas han ido detrás de él haciendo su propia versión de lo que Apple ha lanzado. Pero, ¿Apple inventa? No siempre. Lo que mejor hace Apple es ver, entre todo lo que existe, qué elementos son los que tienen más posibilidades. Apple analiza lo que existe, selecciona, une, re-inventa, le da su toque personal y crea algo único.
Lo hicieron con el Mac, lo hicieron con el iPod, lo hicieron con el iPhone y de nuevo con el iPad. Ellos no hicieron el primer ordenador, ni la primera interfaz gráfica, ni el primer reproductor musical, smartphone táctil o tableta, pero sí fueron capaces de crear y entender qué producto quería el mercado. Crear la combinación de componentes ya existentes, unidos a sus propias aportaciones o afinaciones, que debían combinarse, así como en qué forma, para obtener el producto perfecto que marcara el camino. Ese es el genio de Apple y es el talento que tenía Steve Jobs: saber ver qué dar al mercado, aunque este aun no lo supiera.
Apple Macintosh fue el primer ordenador en introducir el concepto de carpeta, que hasta entonces recibía el técnico nombre (que aun muchos usan) de directorio. También el concepto de la papelera, de arrastrar y soltar elementos unos sobre otros para que interactúen o los menús desplegables en la barra superior. Archivo, Editar, Acción, Ventana… vieron el mundo con el Macintosh. El concepto del puntero, de pulsar sobre objetos, el ratón… todos los elementos que hoy aceptamos como parte clara de una interfaz, que no dejan de ser un concepto skeumórfico (representación de la realidad) dentro de un entorno digital, comenzaron su andadura en el mundo de la computación personal con el Macintosh.
Apple no lo inventó pues los conceptos básicos venían de Xerox y su departamento de i+D. Pero Jobs entendió y comprendió el ratón, el puntero y la interfaces gráficas en el mismo momento que lo vio y junto a su equipo, fue capaz de convertir aquello (que era bastante tosco y poco usable) en algo que ha perdurado años y años a pesar de todos los avances: el concepto mismo de la interfaz humana de los ordenadores y su estructura nacieron aquel día.
Steve Jobs fue quien tuvo la loca idea de incorporar diferentes tipos de letra y ofrecer su equipo con un sistema operativo que se aprendiera por sí mismo, que fuera fácil para cualquiera y no necesitara de manual. Un sistema que venía con dos aplicaciones instaladas: MacPaint y MacWrite. Un brillante programa de dibujo que hizo las delicias de los artistas y marcó un concepto a seguir en las aplicaciones a futuro y un procesador de texto mucho más potente y versátil que cualquier otro y en cuya semilla se han basado todos y cada uno de los que vinieron posteriormente.
Otros grandes como Microsoft Word vieron la luz para este grande o incluso el primer software comercial de gestión de proyectos, el MacProject, que igualmente es la semilla del resto de software de este tipo que han aparecido con los años. Y cómo no, existía software para desarrollar en lenguajes como Basic o Pascal, además de la propia facilidad de programar el ensamblador de la CPU, usando herramientas como MacTerminal (el famoso terminal de línea de comandos). Incluso se convirtió en una herramienta muy importante para muchos músicos que encontraron su primera herramienta de notación (para escribir partituras) en este primer Macintosh con Notator.
Y fue algo tan pionero y revolucionario, que parte de su “fracaso” en los primeros tiempos fue debido a que los desarrolladores no quisieron re-escribir o re-inventar sus aplicaciones para un entorno gráfico como este, ya que todo lo que existía hasta ese momento basaba sus interfaces en línea de comando. Macintosh estaba adelantado a su época y como es lógico, no todos supieron verlo. Ni siquiera la propia Apple que poco después perdería al propio Steve Jobs en algo demasiado complejo como para etiquetarlo de “despido”.
Un día para recordar
La informática y los ordenadores tienen muchos grandes días en su historia con muchas y variadas invenciones. La que celebramos hoy es, sin duda, una de las más importantes. La consecución del sueño de un equipo de locos capitaneado por el más loco de todos, que vio el futuro cuando nadie más sabía o podía verlo, apostó todo y ganó. Macintosh y Apple nunca han sido los que más venden, por cómo se estructura su negocio de integración de hardware y software, pero sin duda cumplen y apuesto que seguirán cumpliendo el objetivo que uno de sus fundadores se marcó y que es el ADN de la empresa: ser los mejores en lo que hacen. El Macintosh fue el comienzo de una Era: Felicidades.
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